Adviento: tiempo de Esperanza

El día de hoy hemos iniciado el Adviento. Como signo que marca este nuevo
tiempo litúrgico se ha bendecido la “corona de Adviento”. Posteriormente, se ha encendido la primera vela, que nos recuerda el camino que llevaremos durante estas 4 semanas hasta llegar a la Navidad.


La corona de Adviento es de forma circular, sin principio ni final, ésta es una manera de analogar la infinitud de Dios. Tan infinito es el amor de Dios que ha enviado a su Hijo Unigénito para traernos la Salvación, y así rescatar nuestra vida de las tinieblas del pecado y darnos la vida eterna.


En la corona sobresalen cinco velas, una sobresale mas, ésta representa la luz de Cristo y se enciende en la Nochebuena, las otras cuatro representan los cuatro domingos que preceden al veinticinco de diciembre. Durante cada domingo encenderemos una vela, hasta llegar a iluminar toda la corona, simbolizando de esta manera que la Luz que Jesucristo nos trae ha llegado, y ha iluminado toda nuestra vida. El misterio de la Encarnación del Verbo es la luz que resplandece y alumbra nuestro camino.


El color verde representa la esperanza. Como cristianos la esperanza es uno
de los pilares de nuestra fe –¡nuestra esperanza es Cristo!– y con su
nacimiento nos trae esa esperanza que la humanidad ya había perdido. En
Cristo tenemos la fuente de la esperanza, en él y con él la podemos revitalizar cuando sintamos que la estamos perdiendo.


El Adviento es pues un tiempo en el que debemos preparar nuestro corazón
para recibir al Rey de Reyes y Señor de Señores con un corazón limpio.
Nuestro corazón debe ser ese “Belén” que se disponga a acoger de la mejor
manera posible al Niño que nacerá del vientre Purísimo de María.

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