Los días 30 y 31 de agosto se celebró la convivencia de inicio de curso bajo el lema: ¡La Iglesia vive! ¡Aquí está la prueba! Este evento marcó el comienzo de nuestras actividades y nos preparó para el año de la oración que precede el Jubileo de 2025.
Durante la convivencia, tuvimos la oportunidad de asistir a varias ponencias realmente interesantes. D. Antonio Viana abrió las jornadas con su presentación sobre Lumen Gentium: nos habló sobre la “Luz de las gentes”, el contexto del Concilio Vaticano II y cómo la Iglesia Católica ha interactuado con la modernidad. Fue fascinante ver cómo el Concilio buscaba una renovación total en la Iglesia, abarcando temas tan importantes como el ecumenismo, la relación con los protestantes, las misiones y la formación sacerdotal. Nos ayudó a entender la adecuada interpretación del Concilio Vaticano II, mencionando la hermenéutica de la ruptura y la hermenéutica de la continuidad según Benedicto XVI. Fue una experiencia enriquecedora que nos dejó mucho en qué pensar y reflexionar.
D. Diego Pereda nos ofreció una visión profunda con su presentación sobre Gaudium et Spes. Nos hizo reflexionar sobre el papel vital de la Iglesia en el mundo actual y la importancia de interpretar los signos de los tiempos, utilizando el método ver, juzgar y actuar. Subrayó la necesidad de tener un conocimiento claro de la realidad, siempre teniendo en cuenta la dignidad humana, el diálogo fraternal y la búsqueda del bien común. Nos compartió anécdotas inspiradoras sobre el trabajo de Cáritas y cómo funciona dentro de la Iglesia para ayudar a los más necesitados. Nos recordó que las victorias de la humanidad, grandes y pequeñas son un reflejo de la grandeza de Dios.
La ponencia de Dei Verbum por D. Fernando Milán fue igualmente impactante. Nos habló sobre cómo el siglo XX es conocido como el siglo de la Biblia y la importancia de conocer las encíclicas bíblicas de ese siglo para entender mejor la Sagrada Escritura. Enfatizó la práctica de la Lectio Divina, una exégesis reflexiva que no solo tiene la función de lectura, sino que también nos ayuda a conocer el corazón de Dios a través de su palabra, favoreciendo el encuentro personal con Cristo. Compartió con nosotros las enseñanzas de Guigo II el Cartujo sobre la Lectio Divina, subrayando la importancia de la meditación y la oración.
Finalmente, pudimos escuchar a D. Juan José Silvestre, quien nos iluminó con su presentación sobre Sacrosanctum Concilium. Nos explicó cómo la liturgia es, en esencia, teología y la importancia de recuperar su sentido teológico. Subrayó la participación de los fieles en la liturgia, siguiendo las enseñanzas de Pío XI, y nos recordó la encíclica sobre la liturgia del Papa Pío XII, Mediator Dei. D. Juan José nos llevó a través de la historia de la liturgia en tres momentos clave: el Antiguo Testamento, la vida de Jesucristo y la imagen. Nos ayudó a comprender cómo el Papa Juan Pablo II se centró en tres puntos cruciales del documento: la centralidad del misterio pascual, la importancia de la palabra de Dios y la liturgia como la principal manifestación de la Iglesia.
Esta convivencia no solo nos permitió profundizar en nuestra fe y conocimiento, sino que también nos preparó espiritualmente para el próximo Jubileo del 2025. ¡La Iglesia vive y nosotros somos testigos de su vitalidad!