Diez mil dificultades no hacen una sola duda
San John Henry Newman
MASAHIRO YUKI.- Japón no es solo un país de “karate” o “sushi” o “anime”. Hay cosas tan maravillosas comparables a la aparición de la Virgen de Guadalupe en México. El 17 de marzo de 1865 ocurrió un milagro en Japón. Este milagro se llama “Descubrimiento de los cristianos escondidos”.
Los cristianos escondidos mantuvieron la fe durante dos siglos bajo la persecución del gobierno Tokugawa. Hubo entre cuarenta y cincuenta mil mártires en Japón, entre ellos San Pablo Miki, el Beato Pedro Kibe, el Beato Ukon Takayama… Algunos cristianos japoneses no fueron martirizados. Unos apostataron, pero otros sobrevivieron y guardaron su fe, ocultos bajo la forma budista y sintoísta.
¿Cómo fueron encontrados los cristianos escondidos? El Padre Bernard Thadée Petitjean, un sacerdote francés de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, llegó a Nagasaki en 1863. Durante dos años construyó la Iglesia de Oura, que dedicó a los 26 mártires de Japón (en España, los celebramos como San Pablo Miki y compañeros mártires). Un día, cuando Padre Petitjean estaba en la misma iglesia, entraron unos cuantos japoneses. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está imagen de Santa María?».
Realmente, Padre Petitjean quedó sorprendido por la pregunta. Entonces les dirigió a un altar de la Virgen. Ellos aclamaron: «¡Es verdad! ¡Nuestra Señora!». Padre Petitjean contemplaba ese acontecimiento y pensaba: «¿Quiénes serán estos?». Una japonesa le confesó: «Nosotros tenemos la misma fe que usted. La hemos guardado durante doscientos años».
Los japoneses le hicieron dos preguntas más: «¿Estás unido con el Papa de Roma? ¿Vives celibato? Santa María, el Papa y el celibato son las claves para confirmar si eres católico o no. Hace dos siglos, un misionero nos lo dejó dicho para no confundirnos con pastores protestantes». Padre Petitjean dijo que sí: que estaba unido al Papa y que era célibe. Así, el sacerdote le dio también una inmensa alegría a ese grupo de japoneses. Nunca había visto una fe tan firme como la de ellos. La noticia llegó a Europa causando mucha sorpresa. Uno dijo que era el “milagro de oriente”.
Sin embargo, el gobierno Tokugawa no dejó aún libertad religiosa en Japón. De hecho, empezó una dura persecución otra vez, que se le llama “Urakami-kuzure”. Tres mil cuatrocientos cristianos escondidos fueron expulsados a otros pueblos fuera de Nagasaki, y fueron convertidos a la fuerza al sintoísmo. Los países occidentales reclamaron al gobierno japonés (el gobierno Meiji, el emperador), y, en el año 1873, el gobierno finalmente abolió la prohibición del cristianismo.
Muchos cristianos escondidos se unieron a la Iglesia Católica y construyeron muchas iglesias en Nagasaki (declaradas Patrimonio de la Humanidad en el 2018 por la Unesco). Algunos grupos de cristianos escondidos no quisieron unirse con la Iglesia Católica y siguieron guardando sus tradiciones. Ellos se llaman “cristianos ocultos” (Kakure-kirishitan, en japonés).
Si quieres conocer más…
José Miguel Cejas, Los cerezos en flor. Relatos sobre la expansión del Opus Dei en Japón, RIALP, Madrid, 2013.
Luis de Wohl, El oriente en llamas, Biografía novelada de San Francisco Xavier, 12ª ed, PALABRA, Madrid, 2015.
Paul Glynn, Réquiem por Nagasaki, La historia de Takashi Nagai, converso y superviviente a la bomba atómica, 4ª ed, PALABRA, Madrid, 2017.
Toshimi Nakai, Llora Nagasaki, RIALP, Madrid, 2012.
Sitios Cristianos Ocultos en la Región de Nagasaki (en Japonés, español y cinco idiomas más).
Sobre el autor
Masahiro Yuki es seminarista de la Diócesis de Oita (Japón). Antes de entrar al seminario estudió Humanidades. Sus santos favoritos son San John Henry Newman, San Francisco Javier y Santa Teresa de Jesús. Es aficionado a la lectura y a la fotografía. Estudia actualmente 5º de Teología.