El Señor debe ser el pilar de nuestras vidas

El jueves 12 de octubre celebramos la fiesta de nuestra Señora del Pilar; don Cesar Izquierdo, sacerdote y profesor recientemente jubilado, nos acompañó en el rezo de vísperas y compartió con nosotros algunos consejos sobre la formación durante la tertulia.

En su reflexión en el rezo de vísperas recalcó la importancia de estar siempre en presencia del Señor, de tal manera que esta presencia se convierta en una conversación continúa con Dios, dirigiéndole palabras que salgan de nuestros corazones, llenas de nuestros mas altos deseos y que se nutran de las propias palabras del Señor.

“Cristo es la columna maestra que aguanta todo el peso de lo que vamos edificando, por ello debemos construir esta columna con especial cuidado y atención”: en consecuencia, no debemos buscar otros apoyos, otros lugares en los cuales descansar el peso de nuestras vidas: “el pilar que es Jesucristo nos pide que pongamos todo el peso en él, lugar donde todo peso es aguantado”. El tiempo de formación sacerdotal es un tiempo de trabajar en fortalecer nuestra relación con ese pilar y es tiempo de trabajarnos a nosotros mismos pidiendo al Señor parecernos cada vez más a él, procurando poner una y otra vez nuestro apoyo y nuestras potencias humanas en sus manos: “sin el Señor no podemos nada, con Él lo podemos todo”.

Un poco más tarde, durante la tertulia, nos aconsejó cultivarnos: “sería una pena que estuviésemos haciendo la filosofía y la teología por obligación y cuando se acaben los estudios se acabó, eso es un empobrecimiento tremendo de la persona”. Nos aconsejó vivamente integrar e interesarnos por las cosas que estudiamos; en este contexto, nos avisó del peligro de descuidar la formación: “cuando sean sacerdotes se notará su falta de conocimiento, no al comienzo porque habrá reservas, pero a medida que pase el tiempo, si uno no se cultiva, ya no tendrán nada que decir y repetirán las mismas cosas, no serán capaces de dar razones de la fe, dirán cosas en las que no creen, cosas que solo han escuchado y repiten sin tener experiencia de ello” porque “en la propia experiencia uno debe vivir las cosas y pensarlas”.

Comentó que el enemigo más grande que debemos de enfrentar es “toda la vinculación al internet que debilita muchísimo y vuelve superficial a la persona”. Hoy encontramos sacerdotes luchando por “seguidores” en las redes sociales, dedicando gran parte de su tiempo a lo que esto implica: “estamos como abducidos. No hay derecho, es cierto que es más fácil y atractivo que meterse con un texto que exige comprensión y relectura para entender lo que ahí esta escrito, hay crecer en cultura literaria en general, no caigan en el desinterés”.

Al finalizar nos aconsejó “amar la teología, es la consecuencia natural de ser consciente de que uno cree, eso provoca un dialogo interior entre Dios y el hombre que da como consecuencia la teología”.

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