Esos reproches divinos son encendidos de amor

El invitado de éste jueves sacerdotal fue D. Miguel Brugarolas Brufau, antiguo alumno de Bidasoa, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia y profesor de Teología en la Universidad de Navarra.

En su reflexión haciendo referencia al evangelio del día comentó que “Jesús reprocha a los fariseos su conducta y ellos se ofenden. Preguntémonos qué habrá pasado en el corazón de esos hombres para que se hayan ofendido”. 

Para D. Miguel es comparable el sentimiento de ofensa de los fariseos con la conciencia de cada persona cuando nos reprocha que no hemos hecho las cosas bien teniendo en cuenta que el espíritu acusa de pecado el mundo, pero esos reproches divinos son encendidos de amor. 

Comentó que en nosotros puede surgir la actitud del fariseo de justificarnos, pero no necesitamos justificarnos, solo necesitamos una razón, que ya la tenemos, es que Jesús nos quiere. Ponía como ejemplo a San Pedro que tenía algo de claridad al respecto “Jesús tu lo sabes todo, tu sabes que te quiero”. Es la razón del amor.

Nos relató la anécdota de un joven obispo noruego que vivía y estudiaba en París,  Erick Varden. Este se encontró con un mendigo y lo que al principio le parecía ser un entorpecimiento en su camino, resultó ser un encuentro con Cristo mismo que llamaba en su conciencia y corazón para hacerle ver la razón de su existencia. 

Con aquella anécdota D. Miguel quería hacer ver como en una ocasión insospechada hay un hombre que se decide entregarse totalmente a Dios. Nos invitó a abrir los ojos a los demás, a sus necesidades, porque la tarea de conversión es nuestra tarea. Los demás nos abrirán horizontes nuevos de esperanza en nuestra vida. 

Concluyó que “El amor de Dios es sobrenatural y humano. Pidámosle a Dios tener siempre la respuesta de San Pedro y que no nos pase lo de los fariseos. Amar a Dios en los demás”.

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