«Fuego he venido a traer a la tierra y ¿qué quiero sino que arda?». Estas palabras de Jesús, que escuchamos antes de ayer en la Santa Misa, fueron retomadas por don Ignacio Amorós en su predicación para las vísperas del jueves sacerdotal. Don Chete —así le dicen familiarmente a don Ignacio— afirmó que ese fuego del que habla a Jesús es el «amor apasionado de Dios» y su misericordia.
Hablando sobre el Sacramento del Altar, don Chete —que es natural de Madrid, pero está incardinado en la Diócesis de Minas (Uruguay)— sostuvo que «Jesús en la Eucaristía está quemando el mundo». Lo hace, ahora bien, no de forma espectacular: Jesús transforma el mundo desde lo «escondido».
Además de don Chete, nos acompañaron en las vísperas la Madre María Jesús Morales, fundadora de las Hijas de la Sagrada Familia (congregación de origen colombiano que cuenta con diez años de vida), y la Madre María de los Ángeles, vicaria general de la misma congregación.
En la tertulia posterior a la cena, don Chete nos contó sobre «Se buscan rebeldes», una iniciativa apostólica en internet en la que participa junto con otros sacerdotes. La Madre María Jesús, por su parte, nos animó —siendo las vísperas de la memoria de San Juan Pablo II— a cultivar los dos grandes amores del Santo Papa polaco: la Eucaristía y la Virgen María. Precisamente, las Hijas de la Sagrada Familia se caracterizan, entre otros rasgos, por la adoración perpetua a Jesús Sacramentado y por la promoción de la consagración a Jesús por María.