Todas las visitas de obispos a Bidasoa suelen ser especiales, pues se les recibe con mucho cariño, expresando así el amor y respeto que se tiene hacia su persona y hacia el magisterio que representan. Sin embargo, entre todas las visitas de obispos y cardenales que se han recibido en Bidasoa, una de las que recordamos con más afecto es la del cardenal Joseph Ratzinger, posteriormente electo como Obispo de Roma, sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo en la tierra.
En estos momentos especiales, en los que la Iglesia recuerda con especial afecto toda la valiosa obra que dejó para la posteridad nuestro querido Benedicto XVI, hemos querido recordar el día que visitó nuestro seminario. El 2 de febrero de 1998, fiesta de la Presentación del Señor, quedará grabado en letras de oro en la historia de Bidasoa.
El Señor conserve siempre la alegría de la fe, el entusiasmo del Evangelio, que he encontrado en este maravilloso Seminario, que da tanta esperanza para la Iglesia de hoy y mañana
Joseph Ratzinger a los seminaristas de Bidasoa
El entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe visitó, durante algunos días, Pamplona para participar de los actos académicos con motivo de su nombramiento como Doctor Honoris Causa en Teología por la Universidad de Navarra.
El día de su visita a Bidasoa es recordado por D. Juan Luis Bastero de Elizalde, entonces rector del seminario, quien comenta que “quiso presidir la concelebración de la Eucaristía en el seminario. Nada más llegar, se fue a la sacristía y se revistió para celebrar la santa Misa. Concelebraron el rector del seminario y varios formadores. La celebración se desarrolló en latín. Fue todo muy solemne. El coro del seminario dignificó con sus cantos la liturgia y el cardenal quedó muy complacido”.
El cardenal Ratzinger escribió unas palabras en el Libro de Honor de Bidasoa; traduciendo del italiano sus palabras fueron: “El Señor conserve siempre la alegría de la fe, el entusiasmo del Evangelio, que he encontrado en este maravilloso Seminario, que da tanta esperanza para la Iglesia de hoy y mañana”.
Benedicto XVI deja como herencia importantes aportes a la Iglesia. Desde este Seminario Internacional Bidasoa recordamos su obra, y elevamos una súplica a Dios por el alma de este gran hombre que, con fe, fuerza, y bajo la acción del Espíritu Santo, supo colaborar a la edificación del Reino de Dios en la tierra.