El último jueves sacerdotal fue presidido por D. Mikel Garciandía Goñi, que fue ordenado sacerdote hace 29 años en la diócesis de Pamplona y Tudela; actualmente es capellán ministro del santuario de San Miguel de Aralar y hace unas semanas el papa Francisco lo ha nombrado obispo de Palencia.
En su predicación durante el rezo de vísperas, haciendo alusión a la lectura breve del día, señaló que “estamos en este mundo para ser aquilatados por el fuego, para que nuestro bautismo se resplandezca cuando no compartimos nuestro corazón con otros ídolos”. Así animó a los seminaristas a aprovechar estos años de formación para ser ministros con el corazón centrado en el Señor, para que la fuerza del Evangelio irradie por todo el mundo. Porque en los años de formación – subrayó – nos estamos jugando lo que será nuestro futuro ministerio.
Por otro lado, invitó a no tenerle miedo a las diversas pruebas que nos puedan sobrevenir, ya que estas manifiestan que hay un combate, y este, a su vez, nos revela que hay una victoria asegurada. Por ello, motivó a que en cada momento vivamos lo que hay que vivir, todo según Dios y para su Gloria.
En el rato de tertulia que compartió expresó la alegría de su nombramiento como nuevo obispo palentino, que lo vive como una nueva invitación del Señor a vivir la obediencia. Por último, recalcó la importancia de vivir la fraternidad sacerdotal.