“Desesperado, es decir, vivo”.
Kibe Magohachiro (maestro de Shinnojo Mimura)
MASAHIRO YUKI.- Shinnojo Mimura, un samurai de clase humilde, está casado con Kayo, su bella y entregada esposa. Su trabajo consiste en probar la comida de su señor feudal para evitar que éste pueda resultar envenenado. Un día se intoxica con un pescado cocinado fuera de temporada, y, aunque salva su vida, queda ciego. Inútil para cumplir con su labor y temiendo lo peor, considera el suicidio; sin embargo, el señor le mantiene su nivel de renta por misericordia. Kayo parece ser la clave de esta decisión…
Sin embargo, a Mimura se le añade un sufrimiento: descubre que Kayo, su mujer, le ha sido infiel con otro samurái de rango mayor, de nombre Shimada. En realidad, Kayo ha sido forzada por Shimada, que le ha prometido a ella mantener a Mimura en su puesto, a pesar de la ceguera. Cuando Mimura supo el secreto de Kayo, él decidió divorciarse de ella. Kayo salió de su hogar silenciosamente.
Más tarde, Mimura supo que Shimada no hizo nunca nada por él. La renta mantenida fue por pura misericordia del señor feudal. En aquel momento, Mimura decidió devolver el honor a sí mismo, y aunque ciego, retó a Shimada, al que venció en combate entre espadas. Al final, se reconcilia con Kayo, a la que devuelve su honor también.
Es una película muy recomendable verla para la clase de matrimonio y para los noviazgos. Kayo es buen ejemplo de la fidelidad conyugal. Cuando su esposo perdió su vista y podría perder toda su fortuna, ella le sirvió abnegadamente. El fín del acto de Kayo no era ni el dinero ni la seguridad, sino el amor a su esposo. Kayo demostró su amor en sus obras. Recuerda las palabras del Papa Francisco:
«[El amor] nos permite experimentar la felicidad de dar, la nobleza y la grandeza de donarse sobreabundantemente, sin medir, sin reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir»
Amoris laetitia 94
Mimura es una figura de joven esposo bastante normal. Como samurái no es tan especial, aunque era experto de la espada. Sufre por la pérdida de su vista, pero Kayo le acompañó hasta revelar su secreto. Mimura decidió el divorcio con Kayo porque él lo sintió como ofensa contra su honor. Se le ha difamado tremendamente, pero, en absoluto, puede ser la razón de divorcio. Como dice el Catecismo: «Este desorden [el divorcio] entraña daños graves: para el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso, que hace de él una verdadera plaga social» (CCE 2385). Sin embargo, tenemos que comprender el profundo sufrimiento de Mimura y Kayo. El hombre no solo de la cabeza, sino también, el corazón.
En la escena final, después de la venganza de Mimura, Kayo volvió a la casa de Mimura como cocinera anónima. Mimura se da cuenta inmediatamente que su comida era de Kayo. Kayo reveló su cara y los dos volvieron el estado matrimonial.
«Así, en medio de un conflicto no resuelto, y aunque muchos sentimientos confusos den vueltas por el corazón, se mantiene viva cada día la decisión de amar, de pertenecerse, de compartir la vida entera y de permanecer amando y perdonando»
Amoris laetitia 163
En conclusión, es una película no cristiana, pero muy humana y virtuosa. Interpreta muy bien la vida sencillez del matrimonio de un samurai. También, el director Youji Yamada hizo otras películas parecidas: “The Twilight Samurai” y “The Hidden Blade”.
Para conocer más…
Inazo Nitobe, Bushido, satori ediciones, 2017
Yamamoto Tsunetomo, Hagakure, El camino del samurái, Dojo ediciones, 2014.
Francisco, Exhort. Ap. Amoris Laetitia, 19 de marzo, 2016.
Sobre el autor
Masahiro Yuki es seminarista de la Diócesis de Oita (Japón). Antes de entrar al seminario estudió Humanidades. Sus santos favoritos son San John Henry Newman, San Francisco Javier y Santa Teresa de Jesús. Es aficionado a la lectura y a la fotografía. Estudia actualmente 5º de Teología.