A finales de enero fuimos desde Bidasoa en peregrinación a Santiago de Compostela y Covadonga. Fue un fin de semana de intensa oración y convivencia en el que pudimos rezar al Apóstol y a la Santina.
En Santiago tuvimos la suerte de alojarnos en la hospedería del seminario, muy cercana a la catedral. Una vez allí, las jornadas fueron de mucha actividad. El primer día participamos en la “misa del peregrino”, donde pudimos admirar el espectacular botafumeiro. También rezamos las vísperas en el convento de las clarisas y no perdimos la oportunidad de conocer el Pórtico de la gloria del Maestro Mateo, recientemente restaurado, y que nos explicó maravillosamente Don Elisardo Temperan, canónigo Prefecto de Ceremonias.
Al siguiente día, de camino a Covadonga, paramos en Oviedo para celebrar la eucaristía en la catedral. Ya en Covadonga, gracias a Dios, tuvimos ocasión de rezar mucho tiempo a la Virgen acompañados de un paraje espectacular y con mucha historia.
Durante estos días en nuestras oraciones a la Virgen de Covadonga y al Apóstol Santiago teníamos especialmente presentes a nuestros hermanos que recibirían la ordenación diaconal unas semanas más tarde, a don Juan Antonio Gil que seguía luchando contra su enfermedad sin desesperar, y a todos los sacerdotes de la Iglesia que viven momentos difíciles.