Rito de Institución de Lectores

S.E. Mons. Salvador Giménez Valls, obispo de la Diócesis de Lleida, ha presidido el Rito de Institución de Lectores de quince seminaristas, durante la celebración de las Primeras Vísperas del pasado domingo 12 de noviembre.

En su homilía recordó que «hablar de servicio significa hablar de servidores. Somos servidores de la Palabra. Se insiste en que los sacerdotes somos servidores del pueblo de Dios. De hecho, la Virgen misma, en el Magníficat, se considera a sí misma como servidora. El servicio, pues, resume todo nuestro vivir, nuestro esperar y nuestra fe».

Siendo consciente del contexto actual de la sociedad, mencionó que «es verdad que actualmente vivimos unos momentos donde se enfatiza la autonomía de la persona, y estamos convencidos de nuestra importancia, pues todos queremos ser amos. En la vida ordinaria nos cuesta a todos mucho ser servidores. Hay que pedirle al Señor que todos nosotros seamos auténticos servidores, y que todos os eduquéis para el servicio del Evangelio, de la caridad y manifestéis siempre a los demás el servicio que hace Cristo en favor de toda la humanidad».

Vuestra palabra será una palabra de coherencia, de autenticidad, es la palabra de Cristo, que es la Palabra que revela todo el designio de Dios para con la humanidad

Monseñor Salvador Giménez Valls, Obispo de Lleida

Refiriéndose propiamente a los lectores instituidos recordó que estos «tienen como característica proclamar parte de las lecturas que en los actos litúrgicos hagamos. No es lo mismo proclamar que leer. Proclamar tiene la virtualidad de que toda la comunidad escucha y le pide a Dios ser realmente bien oyente de lo que se ha escuchado para hacerlo realidad en su existencia».

Para D. Salvador, es importante que los recién instituidos lectores tengan presente que «a partir de ahora vais a proclamar, con lo cual, estaréis más comprometidos en vivir lo que proclamáis. Vuestra palabra será una palabra de coherencia, de autenticidad, es la palabra de Cristo, que es la Palabra que revela todo el designio de Dios para con la humanidad».

Por último les animó a que «a partir de ahora, cuando proclamen la Palabra de Dios, se darán cuenta que están haciendo un servicio a la comunidad, e interiormente le deben pedir al Señor que la palabra que proclamen la puedan aplicar en su vida, y que todos aquellos que la escuchen puedan acercarse a Jesucristo, vivir su misterio y autenticar su vida en relación a Él».

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