Hemos tenido la oportunidad de celebrar las vísperas de jueves sacerdotal en compañía de D. Adolfo Mariño, Abad del Santuario de Covadonga en Asturias. D. Adolfo durante su prédica hizo referencia a que “el Señor nos llama a todos, porque a todos nos quiere salvar y compartirnos su amistad”.
En referencia a lo que diariamente vivimos en el mundo D. Adolfo mencionaba sobre el hecho de que usualmente “nos encontramos otros dioses disfrazados de libertad, pero que pueden dañar nuestra vida, en realidad solo en Cristo encontraremos la verdadera libertad”, y como en Cristo está nuestra verdadera libertad estamos invitados a abrirle la puerta de nuestro corazón.
De igual forma recordó que el seminario debe configurarse siempre como una comunidad en camino al servicio sacerdotal, porque hace falta de una comunidad de discípulos que tengan relación con Dios. Para D. Adolfo es importante tener siempre presente que el sacerdote “no es funcionario de una administración, es el mensajero del mensaje del Señor”.
La oración debe ser el centro de la vida del seminarista, porque también debe ser el centro de la vida del sacerdote; si no promovemos espacio para la oración seremos arrastrados por las ideologías dominantes, “sin la oración la labor pastoral que podamos hacer no es fruto del Espíritu”. Por último, nos ha instado a dejarnos sorprender por la Misericordia de Dios a través del sacramento de la confesión.
Después de las vísperas tuvimos una entretenida tertulia en la que D. Adolfo nos ha contado sobre la historia de la “Santina”, además de compartirnos sobre la labor pastoral que como Abad realiza.
