ÓSCAR TORRES.- La constitución apostólica Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II afirma que el sonido del órgano tubular «puede aportar un esplendor notable a las celebraciones eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios» (n. 120). La invención de este instrumento de viento se remonta al siglo III a.C. en Alejandría, y se le atribuye al ingeniero Ctesibio. Recibió el nombre de Hydraulis, ya que el aire era suministrado a los tubos por bombas hidráulicas que poco a poco se fueron reemplazando por fuelles. Era además el primer instrumento de teclado de la historia. Fue bastante popular desde mediados del siglo I d.C. en Roma, usándose en toda clase de […]