El pasado jueves 9 de septiembre hemos celebrado las vísperas solemnes en el primer “jueves sacerdotal” de este curso 2021-2022, teniendo como invitados a dos sacerdotes de la Archidiócesis de Madrid, D. Nicolás Álvarez de las Asturias y D. Fulgencio Espa.
Durante su predicación, D. Nicolás, retomando una idea planteada por San Juan de Ávila, nos llamó a identificar en el Ministerio sacerdotal una misión parecida a la que Dios le encomendó a la Santísima Virgen María, pues el sacerdote es quien trae a Cristo a la tierra. Por ello celebrar la Misa a diario es “una llamada muy fuerte a un amor auténtico”.
Es en la Santa Eucaristía, afirmó don Nicolás, donde “el corazón del sacerdote encuentra la fuerza diaria para no pactar con el pecado y la mediocridad”. En palabras de San Juan Pablo II “el sacerdote es para los cristianos presencia sacramental de Jesucristo Buen Pastor”.
Celebrar la Misa a diario es “una llamada muy fuerte a un amor auténtico”
D. Nicolás Álvarez de las Asturias
Por todo esto es que nosotros, seminaristas de diversas diócesis del mundo, debemos formarnos con la mirada puesta en las implicaciones que tiene esta gran misión a la que Dios nos ha llamado, para que de esta manera podamos responder de la mejor forma posible, y servir así a Dios y a nuestros hermanos.
Después de las vísperas y de la cena, tuvimos un momento de tertulia con nuestros invitados, en el que nos pudieron compartir parte de sus experiencias pastorales. D. Fulgencio nos compartía anécdotas interesantes y divertidas vividas en su parroquia, Santa María de Nazaret, en Vallecas, Madrid, donde ha tenido la oportunidad de ejercer su ministerio, encontrándose con diversos escenarios sociales (drogadicción, inmigración ilegal, ateísmo, islamismo, entre otros) en los que, a pesar de las múltiples dificultades halladas en el camino, ha podido transmitir el mensaje que Cristo tiene para la humanidad.