El último jueves sacerdotal del mes de octubre fue presidido por D. Antonio López Fernández, quien es uno de los capellanes del Centro Penitenciario de Pamplona.
En la reflexión que compartió para los seminaristas, señaló la importancia de dejarse purificar por la obediencia. Además, insistió que cuando nos preguntemos sobre qué es el amor, se tenga presente que el amor no es una idea, sino una persona: Jesús de Nazaret.
Por otra parte, destacó la importancia de escuchar a los demás porque es expresión de amor. El mandamiento del amor – dijo – nos debe convertir en creaturas nuevas; y que esta transformación interior nos facilitará saber escuchar las diferentes llamadas que Dios nos hace, el llamado a la vida, y resaltó de una manera especial, la llamada a entregar la vida en el sacerdocio ministerial.
En la tertulia que compartió con los seminaristas, contó varias experiencias de la labor como capellán en la pastoral penitenciaria de la Diócesis. En la misma, transmitió que la pastoral penitenciaria ayuda a amar a aquel que pareciera que no se lo merece.