El pasado mes de noviembre tuvimos la visita de dos antiguos alumnos de nuestro seminario; en primer lugar, D. Humberto Salas de la Diócesis de Cabimas (Venezuela), que en la homilía nos ha asegurado que “a pesar de nuestros pecados y límites, el Señor quiere hacer cosas grandes con nosotros”. Además, nos invitó a dejar la “puerta abierta” de nuestros corazones a Jesús, para que nos transforme interiormente, como le ha sucedido a Zaqueo después de aquél encuentro personal que tuvo con el Maestro.
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Por último, señaló que las personas esperan que le llevemos a Jesús; pero para ello – sostuvo – tengo que encontrarme con Él, y no apartar jamás la mirada de Él; porque no se puede dar aquello que no se tiene.
En segundo lugar, también nos ha visitado D. Mon Carmelo, sacerdote de la Diócesis de Masbate (Filipinas); actualmente se encuentra trabajando en el Seminario Menor de su diócesis, brindando el servicio como director espiritual.
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En su homilía, D.Mon señaló que “somos administradores de los dones que Dios nos ha dado”, por eso nos animó a vivir con la certeza de que los dones y talentos que tenemos provienen de Dios.
Por otro lado, sostuvo que Dios nos ha dado un don: “la vocación”, que nos hace en cierta manera “únicos” por el hecho de que no todos los hombres son “llamados” a entregar sus vidas en el sacerdocio. Esto – subrayó – nos tiene que ayudar a vivir con la convicción de que “somos elegidos y amados” por el Señor.
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Además, nos expresó la importancia de aprovechar bien la formación, ante el riesgo de “vivir” el don de la vocación “envuelta en un pañuelo”, es decir, envuelta por el pañuelo de la queja, desánimo o el de la tibieza, concluyó.