La formación que estoy recibiendo en Bidasoa ha sido de gran ayuda para el servicio pastoral que realicé en mi país durante el pasado verano.
En unas breves líneas contaré algunas de las experiencias más significativas donde se reflejan aquellas realidades que se viven en el Seminario Internacional Bidasoa. En primer lugar, haré mención al espíritu de servicio, porque me ha ayudado a estar más atento a las necesidades de mis hermanos y a darme por entero, ya que una de las tareas que me ha tocado realizar fue la de dar catequesis, y esto no representó un peso ni fue un mero trabajo más, sino un modo de vivir el amor hacia los demás.
Por otro lado, en Bidasoa nos motivan a ser amigos de la Eucaristía, es decir, amigos del Amor. Esto ha sido muy importante para entender que no se puede prescindir de nuestro encuentro con el Señor para desarrollar el trabajo pastoral en la parroquia.
Por último, durante el curso pasado tuve la gran oportunidad de participar de las sesiones que brinda Tantaka; las cuales me han ayudado mucho y las puse en práctica en las distintas visitas a enfermos y ancianos. Todo ello enriquece el camino formativo, porque nos motiva a descubrir a Jesús en cada persona que se encuentra pasando por algún momento difícil. Por tanto, puedo afirmar que Bidasoa es una casa en la que nos encontramos con Jesús y en la pastoral simplemente transmitimos lo que hemos visto y oído (1 Jn 1, 1).